Espero que tengáis todos unas felices fiestas, aunque he de ser sincera y reconozco que a mí no me agradan lo más mínimo.
Creo que es debido a la tristeza que me provoca el hecho de que ya mis Navidades no son como las de antes. De pequeña, todo eran nervios y emoción por las vacaciones, el turrón, la nieve y, sí, los regalos también, ¡cómo no!
En mi casa nunca nos hemos reunido con el resto de familiares por distancia, desacuerdos, falta de ganas, tal vez. Pero siendo nosotros cuatro, nos bastaba. Con el tiempo, yo crecí, mi hermano también... La Navidad perdió esa esencia de ingenuidad, ternura e inocencia.
La familia cambió, nos convertimos en tres. Esta parafernalia cada vez carecía más de sentido hasta convertirse en lo que ahora... ¡Ni ilusión, ni regalos ni turrón!
De todos modos, sé que volveré a fascinarme con la Navidad. Algún día construiré mi propia familia, lo viviré desde el otro lado... Seré un Rey Mago!
No espero que entendáis esta entrada, quizá os parezca hasta muy negativa pero no pido que lo compartáis, sino que lo comprendáis ;)
Mireia pelirroja antepasada de Normandos y vikingos feliz año me gusta tu manera soberana de decir lo que hay ,así pues salud amor y libertad para ti y tu comparsa
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